El Metronome
Después de volver de Barcelona, todo seguía igual. De hecho ya en el viaje de vuelta, que por ahorrarme unos dineros fue volando a Bratislava y volviendo a Praga en autobús, ya me sentí como en casa. Porque las casualidades de la vida hicieron que me encontrase a varios erasmus durante las 7 horas que tuve que esperar en Bratislava. Desde allí ví el partido de España, y me acordé que mis amigos erasmus españoles y un americano estaban ahí en Leipzig, en el ambiente del partido, e incluso 4 con su entrada dentro del campo. Y dos salieron por la tele! Al final del partido durante un instante. Es curioso como yo en Bratislava puede ver a españoles conocidos de Praga en una televisión eslovaca que retransmitía de una señal alemana. El mundo es un pañuelo. Y aquí en Praga, en la plaza de Strarometska que es el centro del centro, hay una pantalla gigante en la que se retransmiten todos los partidos. Y como es una ciudad muy turística, siempre hay alguien del país que juega. Hemos dicho que el lunes iremos ahí a ver de nuevo a la selección. Hay que aprovechar, porque ahora los días ya se cuentan hacia atrás. "Quedan 10 días" es lo que se va a oír hoy.
Ahora, he pensado que me voy a hacer una lista de todos los lugares a visitar antes de salir de Praga. Parece mentira que todavía no haya ido a la opera, o que el otro día fuese mi primer día en Letná Park. Allí esa noche se despidieron unos cuantos más, pero todavía quedamos bastantes. He decidido que es mejor despedirse con un hasta luego, que sinó las fiestas se convierten en un velatorio. Siempre es mejor compartir con los que se van una fiesta más como cualquier otra y despedirse pensando que al día siguiente te los vas a cruzar por el pasillo, o que nos vamos a ver en cualquier otro lugar como hasta ahora. La fiesta empezó de noche y todo el mundo era viejo conocido. El parque es muy grande, así que el meeting era debajo de unos hierros a los que llamaban metronome.
Como era de noche, durante los primeros instantes, no me dí cuenta de qué era, pero en el momento en que me alejé para hablar por teléfono y lo ví desde la distancia, me dí cuenta de qué era el metronome y me gustó mucho más el lugar. Allí debajo, la mayoría de los erasmus comían bebían y charlaban mientras el gigante metronome, acogía la escena. Al fondo, la ciudad de Praga. Una Praga ciudad real, con sus casas normales y su torre de telecomunicaciones. Y lo mejor de todo es que el metrónomo estaba parado. Entonces pensé que quizá no era una casualidad, que estaba parado por algo. Ese amasijo de hierros paraba el tiempo para que esos últimos instantes de muchos se quedasen al margen. Intemporales.
Quizá para grabarlos en el recuerdo, o quizá para que en esa noche no se hiciese de día. pero la realidad, es que sí que se hizo de día, como es normal, y esa mañana significaba que ya era un día menos.Pero estoy feliz, porque me lo pasé muy bien, y porque he tenido la oportunidad de conocer a los que se fueron. Que siempre hay una parte positiva de todo, y lo bueno de esta experiencia es que el metrónomo del recuerdo siempre está parado. Y ese sí que para el tiempo y ahora puedo narrar lo que pasó porque me acuerdo, y recordaré el sonido de las americanas cuando subían las escaleras y pasaban por delante de mi cuarto, y al italiano, con esa risa rara que tiene, y cuando estuvimos en Cesky Krumlov haciendo rafting o comiendo al lado del río, y me acordaré de que ese día que llegué de nuevo a Praga me sentí como en casa, porque me sentí a gusto con la gente con la que he compartido esta experiencia de la que ya.... queda un día menos.


1 Comments:
Estàs molt filosòfic!! Ai, ai...amb això del ràfting sí que m'has fet enveja!!jajaja
Bueno, cuida't molt!
Fins aviat!jej
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